
5 Características clave del Hoovering
5 Características clave del Hoovering
1. Falsas promesas y arrepentimiento aparente
La persona narcisista puede presentarse como alguien profundamente arrepentido, prometiendo cambios drásticos o asegurando que ha aprendido la lección de forma repentina. Sin embargo, estas promesas suelen carecer de acciones concretas que respalden un cambio real. Frases como “He cambiado”, “Me di cuenta de mis errores” o “Haré lo que sea necesario para recuperarte” son frecuentes, pero su fin principal es convencer a la víctima de que regrese a la relación, no reparar los daños o reconocer su responsabilidad de manera genuina.
2. Mensajes ambiguos o llamados “accidentales”
El contacto puede reanudarse mediante un mensaje “equivocado” o una llamada “accidental” en la que el narcisista finge sorpresa: “¡Ups, perdón, no era para ti!”, seguido de un “¿Cómo has estado?” u otra pregunta que invite a retomar la comunicación. Esta táctica busca romper la barrera establecida y descolocar emocionalmente a la víctima, generando una curiosidad o empatía momentánea que facilite la re-conexión. Aunque parezcan incidentales o inofensivas, este tipo de aproximaciones suelen ser calculadas.
3. Idealización del pasado y manipulación de la nostalgia.
En esta fase, el narcisista suele rescatar recuerdos selectivos de la relación, enfatizando los momentos felices y omitiendo o minimizando los episodios de conflicto o maltrato. Mensajes como “Recuerdo lo bien que la pasábamos juntos” o “Éramos tan felices antes, todo era perfecto” son ejemplos de cómo se apela a la nostalgia para despertar la esperanza de volver a esas experiencias positivas. Esta manipulación de la memoria selectiva puede confundir a la víctima, haciéndole cuestionar la solidez de sus propias razones para haberse alejado.
4. chantaje emocional (lágrimas, culpabilidad, victimismo)
El chantaje emocional forma parte esencial del hoovering. Puede incluir lloriqueos, súplicas o alegatos dramáticos que apuntan a provocar compasión o culpa en la víctima. Frases como “No sé qué hacer sin ti” o “He estado muy mal, todo ha ido a peor desde que te fuiste” buscan generar en la otra persona la responsabilidad de “salvar” o “cuidar” al narcisista. Este victimismo calculado se utiliza para anular la resistencia y reactivar el vínculo a pesar de la toxicidad subyacente.
5. Intentos de aislamiento o control, aun cuando se finge apoyo.
En apariencia, el narcisista podría mostrarse dispuesto a “ayudar” o “estar ahí” para la víctima, ofreciendo favores o escuchando sus problemas. Sin embargo, tras esta fachada de apoyo se esconden mecanismos de control, como la intención de alejar a la víctima de sus redes de apoyo (amigos, familiares) o fomentar la dependencia económica o emocional. Este comportamiento puede implicar críticas a los seres queridos de la víctima, cuestionar sus decisiones o imponer condiciones veladas que terminen aislándola, facilitando de nuevo la manipulación y el dominio.
Factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales: una perspectiva integral del Hoovering
A través del programa “Las parejas disparejas en radio” que se transmite en la ciudad de México en el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), los psicoterapeutas y doctores en Desarrollo Humano: Fidelia Martínez y Juan Antonio Barrera, se dieron a la tarea de realizar una investigación cualitativa, para identificar los factores cualitativos que explican el Hoovering de las personas narcisistas, de la misma forma se describen las principales características de este trastorno de la personalidad, la relación entre el Hoovering y el abuso emocional, los tipos de tácticas implicadas en esta conducta de manipulación, los principales efectos en las víctimas. Así como algunas investigaciones relacionadas con el tema, mitos y realidades. Y, alternativas de solución.
A la hora de analizar por qué una persona desarrolla determinadas conductas o rasgos de personalidad, resulta imprescindible contemplar el conjunto de influencias que interactúan entre sí. Entre estos elementos, los factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales destacan por su papel decisivo en la configuración de la forma de ser, los comportamientos y la manera en que cada individuo se relaciona con su entorno. Desde las predisposiciones genéticas que pueden influir en el temperamento, pasando por las experiencias emocionales y cognitivas que modelan la percepción de uno mismo y de los demás, hasta los entornos culturales y los grupos sociales donde se construyen valores y creencias, cada factor cumple una función específica y a la vez interconectada. Reconocer esta complejidad multidimensional permite comprender con mayor profundidad la génesis y el mantenimiento de rasgos o dinámicas —como el narcisismo y el hoovering— y abre la puerta a estrategias más efectivas para abordar y prevenir situaciones de abuso o manipulación en las relaciones interpersonales.
1. Factor Biológico
El factor biológico alude a las bases genéticas y neurofisiológicas que pueden predisponer a un individuo a desarrollar rasgos de personalidad narcisista o comportamientos manipuladores. Numerosos estudios en el campo de la psicología y la psiquiatría señalan que existe una influencia hereditaria en la forma en que el cerebro procesa la información emocional, se relaciona con la empatía y regula la autoestima. Esta herencia puede manifestarse en variaciones de ciertos neurotransmisores (como la dopamina o la serotonina) y en la estructura de regiones cerebrales relacionadas con la vinculación emocional y la autorregulación.
Además, la neuroplasticidad implica que el cerebro no solo está definido por su genética, sino que puede modificarse con la experiencia y el entorno. Por esta razón, un niño con cierta predisposición biológica a ser menos empático, si crece en un contexto familiar que promueve la comprensión y el respeto, podría desarrollar estrategias saludables de interacción. Por el contrario, en un entorno de crianza disfuncional, estas mismas predisposiciones podrían reforzarse, impulsando conductas egocéntricas y manipuladoras más marcadas. La biología actúa, por tanto, como una base sobre la que las experiencias vitales y el ambiente social ejercen su influencia.
Puntos clave del factor biológico
- Influencia genética: Existe evidencia de que algunas predisposiciones para la manipulación o el narcisismo pueden tener un componente hereditario.
- Neurotransmisores: Variaciones en la producción o en la sensibilidad a sustancias como la dopamina y la serotonina pueden influir en la regulación emocional, la autoestima y la búsqueda de recompensas externas.
- Estructuras cerebrales: Áreas relacionadas con la empatía, la autorregulación y la vinculación emocional pueden presentar diferencias en su funcionamiento o desarrollo en personas con rasgos narcisistas acentuados.
- Neuroplasticidad: El cerebro puede reconfigurarse con las experiencias y el entorno, de modo que las predisposiciones biológicas pueden reforzarse o atenuarse según la calidad de la crianza, la educación y las relaciones interpersonales que el individuo experimente.
2. Factor Psicológico
El factor psicológico se refiere a los procesos internos que configuran la manera en que un individuo interpreta el mundo y reacciona ante él. Incluye, por un lado, la formación de la personalidad a partir de experiencias tempranas de apego y socialización —por ejemplo, la forma en que los cuidadores o el entorno respondieron a las necesidades emocionales— y, por otro, los estilos de pensamiento y estrategias de afrontamiento adquiridas en la infancia y adolescencia. Las personas con rasgos narcisistas suelen desarrollar esquemas cognitivos centrados en la búsqueda de aprobación y la sensación de ser “especiales” o superiores, al tiempo que experimentan gran dificultad para manejar la frustración o la crítica. A nivel emocional, pueden emplear mecanismos de defensa como la negación o la proyección para mantener una imagen idealizada de sí mismos, evitando la introspección y minimizando su responsabilidad en los problemas que generan. Así, las conductas de manipulación y el hoovering pueden entenderse como intentos de sostener esta autoimagen grandiosa y asegurar un flujo constante de validación externa, sin explorar de manera genuina la empatía o el arrepentimiento real.
Puntos clave del factor psicológico
- Experiencias tempranas de apego: Las respuestas recibidas por parte de los cuidadores durante la infancia pueden influir en la formación de esquemas cognitivos, como la búsqueda obsesiva de aprobación o la necesidad de sentirse “especial”.
- Estilos de pensamiento y afrontamiento: Las personas con rasgos narcisistas suelen utilizar estrategias de defensa como la negación, la proyección o la minimización, lo que dificulta la autocrítica y perpetúa la imagen grandiosa de sí mismos.
- Baja tolerancia a la frustración: La incapacidad para gestionar la crítica o el rechazo conduce a reacciones desproporcionadas y refuerza la tendencia a ejercer control sobre los demás para preservar la autoestima.
- Necesidad de validación externa: Parte de la motivación detrás de la manipulación y el hoovering radica en asegurar un suministro constante de atención o admiración, sosteniendo la autoimagen idealizada.
- Falta de introspección genuina: Al no cuestionar seriamente su propia conducta o empatizar con sus víctimas, el individuo repite patrones disfuncionales sin efectuar un cambio real a nivel emocional.
3. Factor Social
El factor social engloba las influencias que ejerce el entorno inmediato y la comunidad en la formación de actitudes y comportamientos. Desde la familia de origen hasta el círculo de amigos, pasando por instituciones como la escuela o el trabajo, todas estas instancias ofrecen modelos de relación y refuerzan ciertos rasgos de personalidad. En contextos donde predomina la competitividad extrema, la búsqueda constante de estatus o la validación basada en la apariencia y el éxito material, pueden reforzarse las tendencias narcisistas, ya que se valida la superioridad aparente y se promueve la manipulación como estrategia para lograr reconocimiento.
Asimismo, las dinámicas familiares disfuncionales —por ejemplo, hogares en los que se premia de manera desproporcionada a un niño por encima de sus hermanos, o donde se descalifica constantemente a los demás— pueden propiciar un sentido de merecimiento exagerado y un bajo desarrollo de la empatía. En el ámbito social, la normalización de conductas abusivas en la pareja o la creencia de que “el fin justifica los medios” también refuerzan la idea de que manipular a otros es un mecanismo válido para obtener lo que se desea. Por tanto, el factor social actúa como un contexto que puede estimular o frenar el narcisismo y las tácticas de control, dependiendo de la forma en que la sociedad y la familia valoren la colaboración, la compasión y la integridad frente a la búsqueda individual de poder.
Puntos clave del factor social
- Dinámicas familiares disfuncionales: Hogares en los que se prioriza de forma desmedida el ego de un niño o se promueven comportamientos de competencia desleal refuerzan la tendencia narcisista y el uso de la manipulación.
- Entornos competitivos: Escenarios sociales o laborales en los que prevalece la búsqueda de estatus, la rivalidad extrema y la validación basada en el éxito material fomentan actitudes egocéntricas y conductas de control.
- Normalización de conductas abusivas: Creencias arraigadas que minimizan o justifican la manipulación y el maltrato emocional (por ejemplo, “el fin justifica los medios”) contribuyen a reforzar el patrón de abuso.
- Carencia de valores colaborativos: La falta de énfasis en la empatía, la solidaridad y la integridad en la educación y la cultura promueve la visión del otro como un mero medio para conseguir objetivos personales.
- Presión social o grupal: La influencia de amigos y conocidos que ensalzan la arrogancia o validan tácticas de control genera un clima que refuerza la conducta narcisista y dificulta la toma de conciencia de su toxicidad.
4. Factor Cultural
El factor cultural se refiere a los valores, creencias y normas sociales que configuran la conducta aceptada o rechazada dentro de una comunidad o sociedad más amplia. Por ejemplo, en contextos donde se ensalza el individualismo competitivo y la superioridad de unos sobre otros, los rasgos narcisistas pueden verse como signo de fortaleza, liderazgo o “éxito”, en lugar de una conducta problemática. Asimismo, la imagen pública y la proyección de estatus suelen tener un gran peso en culturas que valoran la apariencia por encima del bienestar emocional o la integridad, lo que facilita la perpetuación de dinámicas de manipulación y abuso.
En contraste, en sociedades que priorizan la colectividad, la cooperación y la responsabilidad social, la manipulación deliberada y la carencia de empatía tienden a tener menos cabida o a ser señaladas de manera inmediata. Sin embargo, incluso en entornos con valores comunitarios, los medios de comunicación y la globalización pueden importar ideales narcisistas —por ejemplo, la “cultura de la fama” o el culto a la apariencia— que siembran aspiraciones alejadas de la solidaridad y legitiman, de forma sutil, el uso de tácticas de control para destacar o mantener una imagen intachable frente a los demás. En este sentido, los valores culturales pueden actuar como un refuerzo positivo o negativo hacia las conductas narcisistas, dependiendo de cómo se conciban el éxito, la vanidad y la interacción social.
Puntos clave del factor cultural
- Valores dominantes: Sociedades que exaltan la competitividad, el individualismo extremo o la superioridad pueden validar conductas narcisistas y de manipulación como signo de éxito.
- Importancia de la imagen pública: El culto a la apariencia o a la fama favorece que se priorice la aprobación externa y se ignoren aspectos de carácter y empatía.
- Globalización y medios de comunicación: La difusión de ideales narcisistas a través de redes sociales y publicidad refuerza la búsqueda de estatus y la autovalidación superficial.
- Culturas colectivistas: Aunque suelen promover valores de cooperación y solidaridad, no están exentas de adoptar modelos externos que valoran la vanidad y el logro individual por encima del bienestar grupal.
- Refuerzo social: Los aplausos y reconocimientos públicos a la arrogancia o al control sutil pueden perpetuar la creencia de que tales conductas son aceptables o incluso deseables.
La formación de rasgos narcisistas y la perpetuación de dinámicas de manipulación no responden a una sola causa, sino que surgen de la interacción compleja entre factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Si bien la predisposición genética o ciertos mecanismos neurofisiológicos pueden inclinar a una persona hacia un comportamiento menos empático, son las experiencias de crianza, los estilos de pensamiento y las estrategias de afrontamiento desarrolladas (factor psicológico), junto con la influencia de la familia, el grupo de amigos y la sociedad en general (factor social), los que moldean y refuerzan dichas tendencias. Por último, los valores y creencias dominantes en cada cultura (factor cultural) pueden legitimar, tolerar o, por el contrario, censurar la manipulación y el abuso emocional. Entender esta visión integral abre la puerta a la prevención y la intervención temprana, reconociendo que, para fomentar relaciones más sanas, es fundamental abordar tanto el desarrollo interno de la persona como las condiciones socioculturales que marcan el rumbo de sus interacciones.
¿Por qué funciona el Hoovering?
1. Efecto psicológico en la víctima: ilusión de “esta vez puede ser diferente”
El hoovering aprovecha la esperanza o el deseo natural de la víctima de que la relación haya cambiado para mejor. Incluso si ha habido experiencias de manipulación o abuso antes, el aparente arrepentimiento del narcisista puede generar la ilusión de que, en esta ocasión, las cosas sí van a ser distintas. La víctima suele aferrarse a los buenos recuerdos o a la promesa de un futuro idealizado, lo que le dificulta ver que se está repitiendo el mismo patrón de maltrato. La neurociencia señala que la expectativa de una emoción genera esa emoción: “la expectativa de la felicidad, genera felicidad” y esa es una de las razones por las cuales las víctimas de hoovering regresan con quienes les lastiman.
2. Mecanismos de defensa que se relajan al ver muestras de vulnerabilidad o arrepentimiento
Cuando el narcisista muestra señales de “fragilidad” —lágrimas, palabras de arrepentimiento o un tono más suave—, se despierta la compasión y la empatía en la víctima. Este cambio aparente en la actitud puede desactivar los mecanismos de defensa que la persona había levantado para protegerse, rebajando su nivel de alerta y haciéndola más receptiva a la reconciliación. El resultado es que la víctima se abre a un reencuentro, convencida de que se ha producido un cambio real.
3. Círculo vicioso de dependencia y manipulación
El hoovering refuerza la dependencia emocional, ya que la víctima vuelve a quedar atrapada en la dinámica de necesitar la validación del otro y desear que la relación funcione. Por su parte, la persona narcisista recobra el control y el “suministro” emocional que obtiene al mantener a la otra persona atada a la relación. Así, se consolida un círculo vicioso en el que, tras cada fase de abuso o distanciamiento, se produce un aparente acercamiento que culmina en nuevas decepciones y manipulaciones, perpetuando el patrón tóxico.
Errores frecuentes al afrontar el Hoovering
1. Ceder ante el chantaje emocional
Uno de los principales errores que cometen muchas víctimas es responder al chantaje emocional de manera impulsiva. Al presentar muestras de desesperación, victimismo o arrepentimiento aparente, el narcisista busca provocar la compasión y la culpa en la otra persona. Cuando se cede a estos llamados, se refuerza la dinámica tóxica y se da pie a nuevas oportunidades de manipulación. El alivio momentáneo al “rescatar” al otro suele traducirse en un mayor enganche emocional, dificultando aún más la salida del ciclo abusivo.
2. Creer en un cambio rápido y sin acciones concretas que lo respalden
Es común que el narcisista proclame haber “cambiado” tras una breve separación o una mínima reflexión. Sin embargo, el verdadero cambio exige tiempo y acciones coherentes con las promesas. Al asumir que basta con las palabras de arrepentimiento y unos pocos gestos de aparente buena voluntad, se pasa por alto la necesidad de una transformación profunda que incluya terapia o un compromiso real y sostenido de responsabilizarse por el daño causado. Tomar como válidos los meros dichos sin evidencias claras de transformación suele llevar a repetir el ciclo tóxico.
3. Minimizar o justificar los abusos pasados
Cuando el narcisista retoma el contacto con expresiones de afecto o promesas de mejorar, la víctima puede verse tentada a minimizar los abusos sufridos, atribuyéndolos a “malos entendidos” o a “momentos de estrés”. De esta forma, se justifica en cierta medida la conducta pasada y se relativiza el daño. Este proceso, a menudo inconsciente, dificulta la toma de conciencia de la gravedad de los hechos y perpetúa la ilusión de que “todo fue un mal episodio”. Justificar o restar importancia a los abusos pasados abre la puerta a que estos se repitan, pues no se establecen límites claros ni se asume la responsabilidad real de lo ocurrido.
Mitos y realidades sobre el Hoovering
Romper con el círculo de idealización y devaluación comienza con entender que nada cambia si siempre regresas.
Mito: “Si dice que ha cambiado y muestra arrepentimiento, significa que está siendo sincero.”
- Realidad: En el contexto del hoovering, el aparente arrepentimiento es, en la mayoría de los casos, una estrategia calculada para volver a atraer a la víctima y retomar el control. Un verdadero cambio implica, además de palabras, un compromiso sostenido y observable en el tiempo (ej.: terapia, asunción de responsabilidades, modificación de patrones de conducta).
Mito: “El hoovering es solo un mensaje o llamada de ‘casualidad’ para saludar.”
- Realidad: El hoovering puede adoptar muchas formas, y no siempre son obvias. Un mensaje “accidental” o un reencuentro aparentemente fortuito pueden estar cuidadosamente planeados para despertar emociones en la víctima. Lo importante es reconocer la intención de reestablecer lazos de manipulación bajo un falso pretexto.
Mito: “La víctima regresa a la relación porque es débil o carece de voluntad.”
- Realidad: No se trata de debilidad, sino de un proceso de manipulación emocional complejo. El narcisista aprovecha la vulnerabilidad y el deseo genuino de la víctima de tener una relación sana. Además, pueden existir factores psicológicos (dependencia, autoestima debilitada) o incluso presiones sociales y familiares que dificultan romper el vínculo.
Mito: “El hoovering solo ocurre en relaciones de pareja.”
- Realidad: Aunque sea más frecuente en dinámicas románticas, el hoovering también puede darse en otros entornos donde haya un desequilibrio de poder (amistades tóxicas, relaciones laborales, familiares con rasgos narcisistas). Siempre que exista manipulación y un regreso estratégico para retomar el control, puede considerarse hoovering.
Mito: “Con amor y paciencia, el narcisista dejará de hacer hoovering.”
- Realidad: El hoovering no responde a la falta de amor o cariño, sino a un patrón de manipulación arraigado. El cambio genuino requiere conciencia de la conducta abusiva y un trabajo profundo de la persona que ejerce esa manipulación, no únicamente la dedicación o el afecto de la víctima. De lo contrario, el ciclo de abuso tiende a repetirse.
Mito: “Bloquear o cortar todo contacto es exagerado.”
- Realidad: Cuando la manipulación emocional es constante, establecer límites claros (incluyendo el contacto cero si es necesario) puede ser la medida más eficaz para proteger la salud mental y evitar recaer en el ciclo de abuso. Lejos de ser exagerado, a menudo es la mejor forma de romper el patrón de manipulación.
Alternativas de solución ante el Hoovering
No dejes que un mensaje casual rompa la fortaleza que construiste para tu libertad emocional.
1. Establecer límites claros
- Contacto mínimo o cero: Si es posible y seguro hacerlo, cortar el contacto (bloquear llamadas, redes sociales, etc.) evita que la persona narcisista tenga oportunidades de reenganche.
- Comunicación concisa: En casos donde se deba mantener cierta comunicación (por cuestiones laborales o familiares), se recomienda que sea directa, breve y sin revelar información personal que pueda utilizarse para la manipulación.
2. Fortalecer la autoestima y la autoconciencia
- Autoevaluación y terapia: Buscar ayuda profesional (psicólogo, terapeuta) puede ayudar a la víctima a reconocer sus vulnerabilidades emocionales y a trabajar la dependencia que facilite caer de nuevo en la trampa del hoovering.
- Red de apoyo: Rodearse de personas que validen las experiencias y ofrezcan contención emocional ayuda a contrarrestar los mensajes manipuladores del narcisista.
3. Identificar y nombrar los patrones de manipulación
- Conocimiento de las tácticas: Aprender sobre hoovering y otros métodos de manipulación (gaslighting, devaluación, etc.) brinda a la víctima herramientas para reconocer a tiempo las señales de alerta.
- Registrar eventos: Llevar un diario de episodios o mensajes que evidencien la manipulación puede ser útil para no caer en la negación o la relativización posterior.
4. Evitar discusiones innecesarias o la búsqueda de un “cierre”
- Comprender la inutilidad de la confrontación directa: Confrontar a la persona narcisista en busca de un reconocimiento sincero del daño o de un diálogo constructivo suele ser infructuoso, pues la manipulación impide un intercambio honesto.
- Aceptar que no habrá un cierre tradicional: Reconocer que, con frecuencia, la parte abusiva no admite culpas ni ofrece una disculpa genuina. Esto ayuda a soltar la necesidad de “justicia emocional” en la interacción.
5. Diseñar un plan de acción preventivo
- Establecer reglas para nuevos contactos: Decidir de antemano si se responderá a llamadas o mensajes, y en qué condiciones (por ejemplo, únicamente por correo electrónico para evitar manipulaciones verbales).
- Alertar a personas cercanas: Informar a familiares o amigos de confianza sobre la decisión de no retomar la relación y pedir que no compartan información personal con el manipulador.
6. Buscar ayuda especializada y legal si fuera necesario
- Apoyo psicológico: En caso de secuelas emocionales graves (ansiedad, depresión, estrés postraumático), la terapia puede facilitar la superación y prevenir recaídas.
- Recursos jurídicos: Si las tácticas de hoovering incluyen acoso, amenazas o actos que pongan en peligro la seguridad, se deben explorar medidas legales de protección.
7. Reflexión y Recuperación a Largo Plazo (Aceptar la realidad de la relación pasada)
- Reconocer el patrón cíclico de abuso: Comprender que la relación ha estado marcada por repetidas fases de idealización, devaluación y descarte resulta esencial para no caer nuevamente en la manipulación.
- Abandonar la tendencia a romantizar o justificar lo ocurrido ayuda a mantener la perspectiva clara y a dejar de alimentar la esperanza de una transformación que el agresor no desea emprender.
8. Enfocarse en la recuperación personal
- Ejercicios de autoconocimiento: Practicar la introspección a través de journaling, meditación o terapia sirve para identificar heridas emocionales que pueden hacer a la víctima más susceptible al hoovering. El «journaling» es la práctica de escribir en un diario o cuaderno para registrar pensamientos, sentimientos, experiencias y reflexiones, con el objetivo de mejorar el autoconocimiento en general.
- Técnicas de mindfulness: Centrarse en el presente y aprender a regular las emociones ayuda a manejar la ansiedad y el miedo que surgen tras la ruptura de una relación abusiva. Desarrollar la autocompasión y la conciencia plena promueve la sanación interior.
Plan de acción a largo plazo
- Mantener sanos límites a futuro: Incluso si no hay contacto, la persona debe prepararse para eventuales intentos de reenganche, reforzando estrategias de protección y autocuidado.
- Recuperar la independencia y la confianza en uno mismo:
Reconstruir proyectos vitales, retomar actividades y hobbies propios o plantear metas profesionales fortalece la autonomía. Al sentir una identidad sólida, es menos probable ceder ante el chantaje emocional o las tácticas de manipulación en futuras relaciones.
Conclusiones
Quien busca control con palabras melosas, sigue priorizando su dominio antes que el bienestar del otro.
El hoovering se presenta como una estrategia que las personas con rasgos narcisistas emplean para “reabsorber” a la víctima en el ciclo de abuso, apelando a la nostalgia, promesas de cambio, chantaje emocional y diversos mecanismos de manipulación. A lo largo de este proceso, la víctima puede sentirse confundida o esperanzada, pero habitualmente se enfrenta a una repetición de patrones tóxicos que impiden una auténtica reconciliación.
La comprensión de los factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales evidencia que las conductas narcisistas, incluido el hoovering, no obedecen a una única causa, sino que están ligadas a la interacción de múltiples variables (como predisposiciones genéticas, estilos de apego, entornos familiares y valores socioculturales que refuerzan la competitividad). Por otra parte, los autores e investigaciones especializadas coinciden en señalar la importancia de identificar las fases y tácticas del ciclo de abuso para poder proteger la salud emocional y prevenir recaídas.
En cuanto a las respuestas ante el hoovering, las alternativas de solución enfatizan la necesidad de establecer límites firmes (incluso cortando contacto si fuera viable y seguro), fortalecer la autoestima y el autoconocimiento, buscar apoyo en redes sociales positivas y, en casos graves, explorar recursos legales. La recuperación implica reconocer la realidad del ciclo abusivo, centrarse en la sanación emocional y diseñar planes a largo plazo para preservar la independencia y la confianza personal.
En última instancia, asumir que el cambio real proviene de un trabajo profundo en la persona agresora —y no de gestos repentinos de “arrepentimiento”— sirve como recordatorio de que la responsabilidad de crear un entorno relacional sano no puede recaer exclusivamente en la víctima. Los límites claros, la autoafirmación y el apoyo profesional se constituyen en piezas fundamentales para romper definitivamente con el ciclo de manipulación y restablecer el bienestar emocional.