¿Cómo se crean los falsos recuerdos?

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¿Cómo se crean los falsos recuerdos?

El cerebro es una máquina tan poderosa que es capaz de crear falsos recuerdos para compensar la falta de información de un evento o tratar de llenar un vacío. Es decir, puede actualizar recuerdos mal formados con imágenes de cosas que nunca ocurrieron durante una experiencia generalmente breve. Este tipo de experiencias son normalmente más difíciles de recordar.

Según investigadores australianos y escandinavos, el cerebro actúa como una computadora pero con “inteligencia artificial incorporada”, acomodando recuerdos de cosas que nunca sucedieron, pero que sirven como relleno para “reparar” recuerdos breves o mal formados. Para que sean útiles, las personas deben acordarse por lo menos de la mayoría de los eventos con precisión.

Pero la realidad es que algunos segmentos de esos recuerdos se presentan cuando la memoria está mal codificada bien sea por Alzheimer o una enfermedad mental. Nuestros recuerdos usualmente no son exactos, sino precisos y esto se debe a que el cerebro tarda o le es difícil procesar y guardar con más exactitud recuerdos que provienen de experiencias muy emotivas o traumáticas.

¿Cuál es la utilidad de crear falsos recuerdos?

El cerebro crea falsos recuerdos para corregir errores o falta de información en los mismos, aunque nada de eso sea verdad o real de lo que realmente sucedió. Se fía del hecho que la mayoría de los recuerdos que nosotros guardamos no son exactos ni tampoco están completos. Esto es porque, según Howe y Knott en un estudios del 2015, tales imágenes siempre son vulnerables a errores y sesgos, a pesar de que al principio parezcan muy exactas.

Esas visiones pueden surgir, de hecho, sin ningún control por parte de la persona. La memoria se reconstruye espontáneamente. Estas conclusiones las podemos encontrar en estudios de expertos como Loftus (1997), Pickrell (1995), y Calado (2021)

Los estudios de Wade

Hace 20 años, Wade demostró que la memoria del cerebro se puede modificar, añadiendo eventos ficticios a través de la exposición fotográfica a imágenes infantiles para crear recuerdos falsos en adultos. Como resultado, los adultos describieron una memoria parcialmente modificada de algo que sí habían vivido pero incorporando elementos que habían visualizado antes.

Durante este experimento, los expertos indujeron a los participantes a recordar eventos de su niñez, y aunque así lo hicieron, sus recuerdos no fueron tan exactos. Más bien, 10 de 20 participantes sí trajeron a memoria el viaje en el globo aerostático que habían visto en las fotografías, sin nunca haber hecho tal actividad en su infancia.

Wade también demostró que se pueden cambiar ciertos detalles de recuerdos de eventos reales a través de narrativas ficticias. Con ello, el cerebro tiene capacidad de añadir y quitar colores y objetos de la versión original del recuerdo. Otros estudios que confirmaron este argumento fueron los de Wade y Garry en el 2005m Lindsay y Strange en el 2008 y Hessen y Kayfitz en el 2012. Con diversas variaciones, pero con resultados que prácticamente apuntaban a lo mismo.

¿Cómo se hizo este experimento?

Los científicos y Wade contactaron 20 personas, 10 hombres y 10 mujeres de más o menos 21 y 22 años para realizar las pruebas. Ninguno de los participantes alguna vez estudió psicología ni nada por el estilo. También, era muy importante que tuvieran suficientes fotografías de su infancia. Adicionalmente, ninguno debía haber viajado en un globo o un barco vikingo durante su niñez. También fueron entrevistados.

Diferencias entre los resultados de este estudio y la vida real

A pesar de haber usado técnicas similares para replicar el estudio de Wade, los resultados arrojaron casi los mismos resultados, las cuales difieren en detalles con la vida real. La modificación de las memorias es muy plausible y verídico a través de estos estudios, sin embargo, no reflejan al 100% la verdadera manera de cómo el cerebro edita los recuerdos.

Según Brycel Vissel, del Centro de Neurociencia y Medicina Regenerativa de la Universidad Tecnológica de Sidney, la precisión de los recuerdos es en realidad muy baja en la vida real, igual como la calidad de los sueños. La mayoría de nuestros recuerdos, sobre todo aquellos relacionados a eventos de corta duración, se presenta de una manera muy vaga y con multitud de detalles fantasiosos.

Con este estudio se quería comprobar si se podía modificar los recuerdos de la niñez artificialmente usando elementos externos asociados con esa etapa de la vida. También trató de averiguar la manera en la que el cerebro opera para ocuparse de los recuerdos que son defectuosos o se presentan de forma difuminada, bien sea por su brevedad o poca relevancia.

La reconsolidación de recuerdos

Gracias al estudio se concluyó que el cerebro logra actualizar sus recuerdos con memorias falsas a través de un mecanismo llamado reconsolidación de recuerdos, que es un proceso por el cual los recuerdos almacenados en el cerebro se vuelven accesibles y susceptibles de ser modificados cada vez que los recordamos. Este proceso de reconsolidación implica la reactivación de las redes neuronales que originalmente se formaron durante la experiencia, lo que permite que la memoria sea actualizada, fortalecida o incluso distorsionada por nueva información o experiencias.

¿Cómo funciona la reconsolidación de la memoria?

El mecanismo de reconsolidación se basa en tres puntos clave:

  1. Reactivación: Cuando recordamos un evento, las redes neuronales asociadas a ese recuerdo se activan. Esto hace que la memoria sea susceptible a cambios.
  2. Actualización: La nueva información o las nuevas experiencias pueden modificar la memoria durante la reconsolidación. Esto puede fortalecer la memoria, hacerla más precisa o incluso crear recuerdos falsos.
  3. Restablecimiento: Después de la reconsolidación, la memoria se vuelve a almacenar en el cerebro, ahora con las modificaciones que se hayan producido.

La reconsolidación tiene un papel importante especialmente en la memoria a largo plazo, ya que permite que los recuerdos se adapten a la nueva información y experiencias, lo que ayuda a que sean más precisos y relevantes. También permite que los recuerdos sean modificados a través de la terapia, lo que puede ser útil para tratar trastornos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

En algunos casos, la reconsolidación puede ser un problema. Por ejemplo, si una persona recuerda un evento traumático, la reconsolidación puede fortalecer el recuerdo y hacer que sea más difícil de olvidar lo que puede contribuir al desarrollo y mantenimiento del TEPT.

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