Dudas antes del matrimonio: por qué aparecen, y qué hacer
Dudas antes del matrimonio: por qué aparecen, y qué hacer
Las dudas antes de casarse y la ansiedad por la incertidumbre son frecuentes. ¿Qué hacer?
Tener dudas antes del matrimonio es un fenómeno más normal de lo que creemos.
En este artículo veremos cuáles son las posibles causas de este estado psicológico de ansiedad e incertidumbre, y qué podemos hacer para gestionarla.
¿Por qué surgen las dudas antes del matrimonio?
Es cierto que en las relaciones de pareja en las que se planea una boda se prima sobre todo la fidelidad, pero tener nervios y hacerse preguntas durante las semanas anteriores al casamiento forma parte de la necesidad de pensar en todo lo que implica cambiar de estilo de vida.
Y es que las las implicaciones que tiene el ser marido o esposa de alguien van más allá del ámbito amoroso: supone de hecho cambiar de estado civil ante el Estado, hacer planes a más largo plazo, ser percibido por los demás como una persona que le dedica tiempo a su familia, y en muchos casos experimentar más la presión de tener hijos.
En definitiva, existen diferentes motivos por los cuales pueden surgir las dudas de antes de casarse. Veamos cuáles son las más comunes.
1. Incertidumbre acerca de la convivencia
En muchos casos, casarse significa consolidar un estilo de vida en el que se convive con nuestra pareja de manera cotidiana, durante muchos meses seguidos sin interrupción. Esto puede resultar problemático para algunas personas acostumbradas a ver a su pareja de manera más intermitente.
De este modo, la boda actúa como inicio simbólico de un periodo de vida en el que la otra persona estará ahí siempre. Y eso supone adaptarse a otra fase vital, lo cual es un reto.
2. Presión social por la no ruptura
Las dudas antes del matrimonio también son una respuesta a la presión social que se experimenta una vez que se ha pasado por el altar; fundamentalmente, el entorno de las personas casadas espera de ellas que no se divorcien ni se separen.
Aunque el divorcio sea una posibilidad legalmente, eso no implica que estar divorciado o no estarlo sea lo mismo a los ojos de los demás; en los mejores casos una separación de este tipo genera decepción y tristeza en otros, y en el peor de los casos, también produce estigmatización.
Por eso, muchas personas que se van a casar no solo piensan en su relación con la persona a la que aman; también piensan en el posible impacto en su familia y en su círculo de amistades que tendría un divorcio o una separación.
3. Dudas sobre si se está preparado
Tanto las futuras esposas como los futuros maridos suelen preguntarse si están preparados para casarse, en un sentido amplio que no tiene que ver solo con la convivencia cotidiana con la otra persona. La vida de matrimonio es glorificada hasta tal punto que adquiere un estatus casi místico, como si solo pudiesen intentar pasar a esa fase de la vida quienes han pasado por ciertas experiencias y reflexiones.
Esto es en parte cierto, pero no hay que exagerar la importancia de la experiencia previa; en muchos aspectos, se aprende a estar casado sobre la marcha.
4. Pensamientos premonitorios
Debido a esa idealización del matrimonio que hemos visto antes, algunas personas temen los momentos premonitorios que puedan señalar que la relación de casados no tiene futuro.
Como pasar a estar casado es visto como algo muy importante, es muy fácil que muchas personas relacionen la idea de la futura boda con otros sucesos que les vayan ocurriendo, de modo que interpreten situaciones aparentemente banales como premoniciones de que casarse sería un error. Y esto, claro, genera dudas antes del matrimonio.
5. El coste de oportunidad
Estar casado nos predispone a no dejarse seducir por otras personas en un sentido romántico o sexual, si se sigue un modelo monógamo tradicional. Esto hace que casarse tenga coste de oportunidad; mientras se está con esa persona, se pierden oportunidades de conocer a otros posibles amantes o incluso potenciales maridos y esposas, con el paso del tiempo.
Y, en ocasiones, la duda que desata esta idea es: “¿sé seguro que mi pareja es lo mejor que me puede pasar?”. El no contar con mucha experiencia teniendo novios o novias predispone a hacerse esta pregunta.
¿Qué hacer para gestionar las dudas de antes de casarse?
Estos son algunos consejos acerca de lo que podemos hacer para no dejar que las dudas antes del matrimonio jueguen en contra de nuestro bienestar psicológico.
1. Date un tiempo y piensa
Este es el primero y más importante paso; hay que buscar materialmente situaciones en las que poder reflexionar con calma: parques y parajes naturales son especialmente recomendables.
2. Clasifica tus motivos
El segundo consejo acerca de qué hacer ante las dudas antes de la boda tiene que ver con ordenar las ideas: ¿cuáles son las causas de estas dudas? ¿Todas apuntan a una dirección, o en varias?
Por ejemplo, no es lo mismo hacerse preguntas acerca de si uno mismo está preparado para casarse, que hacerse preguntas sobre si la otra persona es la adecuada. La segunda tiene mucho más calado.
3. Evita el pensamiento maniqueo
Hay que evitar juzgar nuestros pensamientos e ideas de un modo muy rígido moralmente; en una persona pueden existir pensamientos en parte contradictorios entre sí, y eso es normal.
4. Considera si lo estás haciendo todo por inercia
¿Realmente quieres casarte, o todo se debe a que has cedido a la presión que ejercen otros? Si ocurre lo segundo, eso no tiene por qué implicar el fin de una relación. No solo es que sea legítimo aplazar el momento de casarse; además, es que ni siquiera es obligatorio casarse para demostrar amor.
5. Pregúntate si has hecho algo que suponga una infidelidad
En las relaciones de pareja, las infidelidades son señales de que hay conflictos por resolver, o una falta de compromiso con la relación que no puede ser cubierta por más capas de compromiso aparente (en este caso, una boda). Ante las infidelidades, hay que reformular la relación, y en muchos casos es recomendable asistir a terapia de pareja.
6. Descarta el pensamiento mágico
Los pensamientos premonitorios deben ser rechazados rotundamente; son una simple ilusión alimentada por la ansiedad. Tener en cuenta esto es muy importante.