¿Eliges siempre el mismo tipo de pareja?
¿Eliges siempre el mismo tipo de pareja?
¿Por qué solemos elegir el mismo tipo de pareja sentimental?
¿Cuál es el denominador común que nos hace enamorar y escoger a una persona en particular para que sea nuestra pareja?
Esta pregunta parece muy simple, pero muchas personas afirman que realmente no saben el porqué escogen a una persona u otra. Dicen que quizá se guían al principio por unas determinadas características -físicas o no- que les llaman la atención o algún rasgo de personalidad o simplemente se guían por una intuición.
¿Eliges siempre el mismo tipo de pareja?
Es curioso que muchas personas, tras romper con una relación insatisfactoria, caigan en una situación parecida una y otra vez al cabo del tiempo. Esta situación es debida a que hay un denominador común en estas relaciones, se enamoran de una persona muy similar a su ex pareja y eso lleva a repetir el mismo patrón. Por lo tanto, eso genera situaciones y conflictos muy parecidos en relaciones distintas -pero no tan diferentes las unas de las otras-.
Los estudios científicos dicen que las personas tienden a relacionarse con sus parejas de forma parecida a como aprendieron a relacionarse con sus padres durante su infancia. Dependiendo de eso se puede encontrar un gran abanico de posibilidades relacionales. Si las relaciones con sus padres fueron positivas, sanas y satisfactorias tenderán a buscar parejas similares a sus padres -en la manera de relacionarse y comunicarse entre ellos-.
En cambio, si las relaciones con los padres fueron más bien negativas, conflictivas e insanas, tienden a repetir esos patrones relacionales en futuras parejas. ¿Y por qué pasa eso?
La inseguridades que arrastramos desde niños
Eso se debe a que en las relaciones parentales se crearon unas inseguridades, unos miedos y unas necesidades emocionales que dejaron, de alguna manera, esa marca emocional que los suele acompañar a lo largo de la vida. Pueden buscar personas que aparentemente parezcan distintas a esas figuras, pero que inconscientemente tienen algo en común. Eso es debido a que intentan hacer mejor lo que los padres hicieron mal- o lo que podría mejorarse-.
Son personas que al principio de una nueva relación se relacionan de manera positiva y sana. Pero que, ante alguna que otra dificultad o problema en pareja -que siempre aparecen con el tiempo- hacen que salgan a flote esas inseguridades y miedos. Eso les hace volverse absorbentes, desconfiados, distantes, etc., que es lo que aprendieron de la manera en la que se relacionaban con sus padres.
Llegados a este momento se sienten decepcionados con su pareja, por ser completamente distintos a lo que ellos conocieron de esa persona en el inicio de esa relación. Y no es verdad que sean distintas personas -la del principio con la del final de la relación- sino que, en los inicios, se relacionaban de una manera más sana, más positiva y eso cambia cuando en uno de los dos integrantes o en ambos se activan esos miedos por alguna razón. Empiezan a relacionarse desde la inseguridad y el miedo, que eran los patrones que aprendieron y registraron en su infancia.
Tratando de no tropezar con la misma piedra
Hablamos de que se tiende a seguir los patrones que se aprendieron en la infancia, pero nadie dice que esos patrones no puedan modificarse. Si uno se da cuenta de que esos patrones lo llevan a ser infeliz con la elección de sus compañeros de viaje en la vida, deberá hacer alguna cosa para salir de esa situación. Con mayor o menor dificultad puede modificar algunas cosas para que esa reincidencia en la búsqueda de patrones erróneos de pareja varíe, se modifique y llegue a desaparecer.
¿Cómo podríamos cambiar esos patrones reincidentes y problemáticos? Para salir de esa reincidencia en la búsqueda de patrones de relaciones complicadas tenemos que cumplir los siguientes puntos:
1. Identificar nuestros miedos
Pensar qué nos hace más miedo cuando estamos en una relación y pensar por qué puede que nos sintamos así (relaciones parentales en la infancia, alguna ruptura amorosa no superada, etc.).
2. Semejanzas entre las relaciones que has tenido y cuáles son los problemas que tiendes a vivir con tus parejas
De esta manera identificarás cuales son las cosas que tienes que trabajar de manera individual.
3. Superar los miedos
No tener miedo a que sucedan las cosas antes de que sucedan. Pero que no sean esos miedos los que te lleven a propiciar situaciones que te hagan sentirte incómodo/a o infeliz.
4. Tener confianza en ti mismo/a y valorarse (conocerse a uno mismo)
Tenemos que tener en mente que toda persona tiene una serie de virtudes y defectos (en mayor o menor medida). Ser consciente de ello te puede hacer valorar tus actitudes y comportamientos. Esos comportamientos se pueden trabajar y potenciar. No debes pensar que tu felicidad depende de la persona que tienes a tu lado (que ayuda o la potencia) pero tú mismo debes sentirte bien y feliz por ti solo.
5. Ampliar horizontes
Descubrir que hay personas interesantes que salen de “los patrones en que te sueles fijar” y que te pueden aportar muchas cosas. Ampliar el tipo de persona en la que te sueles fijar, tanto a nivel físico como a nivel personal.