La memoria: claves para potenciarla
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La memoria: claves para potenciarla
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Definimos la memoria como nuestra capacidad de almacenar, procesar y recuperar la información que proviene del mundo exterior.
Esta capacidad está íntimamente relacionada con el tema que tratamos anteriormente, es decir, el aprendizaje. Mientras el aprendizaje se ocupa de la adquisición de la nueva información, la memoria se ocupa de su persistencia.
Contenido
La codificación se refiere al proceso por el cual la información se convierte en una representación mental almacenada. La recuperación es el proceso por el cual la información se puede rescatar a la conciencia.
Existen numerosos tipos y clasificaciones de la memoria. Según la entrada sensorial por la que recibimos la información, distinguimos entre memoria visual, auditiva, gustativa, olfativa y táctil. Según la modalidad del estímulo a memorizar, distinguimos entre memoria para las palabras, memoria para los rostros, memoria para las formas, etcétera.
Las habilidades o discapacidades para cada una de estas memorias son muy distintas para cada uno de nosotros, también influidas por la genética, el aprendizaje en la infancia y la herencia cultural.
Una de las dicotomías más clásicas en relación a los tipos de memoria consiste en la distinción entre memoria a corto y largo plazo.
La memoria a corto plazo se refiere a la evocación inmediata del material presentado o su evocación un poco más tardía, realizada mediante un repaso ininterrumpido. Su capacidad o amplitud es limitada. Ejemplos de esta sería cuando repetimos frases, los números de teléfono, secuencias de bloques señalados, etc. Lo máximo que podríamos recordar como media es de entre 5 y 9 números. Si ésta información la tenemos que mantener durante un tiempo en nuestra mente, entonces utilizamos nuestra memoria de trabajo. Por ejemplo, cuando leemos un número de teléfono que no tenemos previamente memorizado y lo intentamos retener (generalmente a base de repeticiones constantes). Este tipo de memoria es muy vulnerable a las interferencias.
El cálculo mental es una función de la memoria de trabajo también, esta memoria opera cuando no tiene ningún sentido recordar la información que hemos obtenido.
La memoria a largo plazo es la evocación de información después de un intervalo en el que hemos centrado la atención en otra tarea. Ésta posee una capacidad muy poco limitada. Es prácticamente imposible saber lo que uno sabe. La información a corto plazo, si posee una fuerte carga emocional, puede consolidarse de forma casi automática y pasar a la memoria a largo plazo.
Por ejemplo, no retenemos a largo plazo las conversaciones que oímos todos los días, pero cuando nos dicen algo que nos hiere o nos enoja profundamente sí lo podemos recordar durante mucho tiempo.
El olvido o la pérdida de la información irrelevante es una función necesaria para no saturar el sistema.
La memoria declarativa se refiere a la adquisición de de hechos o datos directamente accesibles a la conciencia, es decir, los que son fácilmente evocables a voluntad: las caras de las gentes, sus nombres, su olor, cuando recordamos nuestras vacaciones, nuestro primer amor…y a su vez, se divide en dos: la episódica (la información de un tiempo y espacio concretos-por ejemplo: lo que hemos comido hoy-) y la semántica (el conocimiento general del mundo-por ejemplo: cuál es la capital de Francia-).
La memoria procedimental incluye los hábitos, procedimientos y secuencias como andar en bici, nadar, esquiar, bailar, conducir…
El término amnesia hace referencia a un trastorno de la función cognitiva en el que la memoria está afectada de una forma proporcionalmente mucho más importante que otros componentes de la conducta o función intelectual.
Puede ser causada por muchos factores: lesiones en estructuras cerebrales, malnutrición, alcoholismo, por enfermedades víricas, déficit de oxígeno, etc.
Algunos tipos de amnesia son: la amnesia anterógrada (afectación de la capacidad de adquirir nueva información de cualquier modalidad sensorial), la amnesia retrógrada (afectación de la capacidad de evocar información y sucesos bien establecidos antes del inicio de la enfermedad) o la amnesia definitiva se refiere a la pérdida total e irreversible para realizar nuevos aprendizajes (es muy infrecuente).
Una situación muy distinta a la amnesia es la disminución de la capacidad de aprender cosas nuevas o de evocar información y, de nuevo, hay muchos factores que la causan que van desde estrés, insomnio, depresión o ansiedad no moderada, el envejecimiento o el uso de drogas, por ejemplo.
Un detalle que pasamos por alto muchas veces, es la repercusión del uso de internet. En mi opinión creo que nos ayuda por un lado (ahora mismo se utilizan muchas aplicaciones potentes para potenciar la memoria a través de juegos, u otros tipos de estimulaciones cognitivas, que van muy bien) pero por otro lado apenas tenemos una duda y, ¿qué hacemos? A google. Es nuestro almacén al alcance de la mano y no es malo, vamos; dejaríamos de ser funcionales en ésta sociedad si no gestionamos al máximo el tiempo, pero hay situaciones en las que sería muy bueno retar a nuestra memoria y no hacerla tan perezosa, que lo que no se usa, ya sabéis: se pierde.
La Imaginación es algo que todos tenemos y usamos, aunque no siempre la empleamos en aquellas cosas que más beneficio nos reportan. La imaginación en el campo de la memoria es clave. Por ejemplo:
¿Con cuál de estos dos métodos te resulta más fácil recordar el nombre de alguien llamado Felipe tras haberlo conocido?
Recordamos las cosas que han causado cierta impresión en nosotros. Como vemos en el ejemplo de Felipe-lotas, el humor juega un papel importante en todo esto.
Consiste en asociar el concepto que quieres recordar con algo que te va a recordar dicho concepto en el futuro.
¿Qué te resulta más fácil recordar, el nombre del elemento químico “Amonio” (palabra que escuchas por primera vez) o el efecto de un bote de “amoníaco” en tu piel, el olor, el dolor que causa? Si tienes que memorizar la palabra “Amonio” para un examen de Química, por ejemplo, imagínate sin guantes cogiendo un bote agujereado de amoníaco, de forma que tu mano se empape del nocivo líquido. Te mareas por el olor tan fuerte causado por el contacto del líquido con la piel y encima te duele mucho.
Involucras a tus sentidos (vista, olfato, tacto) por lo que te resulta infinitamente más difícil recordar un concepto del que no tienes referencias pasadas (era la primera vez que escuchabas la palabra “Amonio”) o no te impacta porque no te hace gracia, no es divertido, exagerado ni sensual; que el objeto con el que lo has enlazado (asociado), algo que sí tiene esas propiedades que causan sensaciones en ti. En el ejemplo de arriba, dolor, olor fuerte y heridas en la piel.
Los conceptos a recordar los vas a asociar a objetos utilizando lo siguiente: