Los límites tecnológicos del amor

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Los límites tecnológicos del amor

Rastrear, espiar, revisar el móvil y/o entrar en el correo de la pareja sin permiso por si hay una o varias terceras personas… es el nuevo problema añadido a las parejas actuales. Pero, ¿y si la obsesión nos gana, y si no hay engaño ni rastro alguno de posibles infidelidades a través de la tecnología?

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Relaciones en la era digital

En pleno siglo XXI las personas utilizamos el e-mail y teléfono para comunicarnos habitualmente. Nos escribimos con familiares, amistades, compañero/as, conocido/as, ex compañero/as de estudios y/o trabajos, incluso de forma anónima o conocida con personas en foros y apps.

Existen numerosas webs y apps exclusivas para encontrar pareja. En ocasiones, estas plataformas no se usan solo para encontrar pareja amorosa, sino también para encontrar posibles amantes. Así, pasionalmente hablando, podemos enviar y recibir correos o mensajes de amantes, ex amores o amantes ocasionales, y tener contacto con personas que nos gustan de forma más o menos continuada.

Aunque cada pareja es un universo, sabemos que hay parejas que se apoyan y se aceptan, y confían plenamente el uno en el otro. Para algunas, la confianza es tan absoluta que no esconden las claves del e-mail o del móvil, y dejan a la otra persona pueda mirar su teléfono como algo habitual, especialmente, porque no se ocultan nada. Sin embargo otras, aunque tampoco oculten nada, prefieren mantener esa intimidad e individualidad al margen de la pareja. Pero claro, en algunos casos pueden estar ocultando una relación amorosa extraconyugal, por eso prefieren nunca dar dichas claves o dejar sus pertenencias tecnológicas al alcance del otro, para evitar problemas y mantener el secreto de la relación.

¿Cuándo llega el problema?

Aunque la mayoría de las personas entienden y respetan los límites de la privacidad en una relación, hay algunas que, impulsadas por la inseguridad o la desconfianza, sienten la necesidad de saber constantemente lo que está haciendo su pareja. Esta conducta invasiva puede tener serias repercusiones no solo para la relación afectada, sino también para la persona que invade la privacidad, manifestándose en diversos problemas personales, sociales, de salud e incluso, legales.

  1. Problemas en la relación: La vigilancia constante genera un ambiente de desconfianza y tensión entre la pareja, lo cual a menudo trae conflictos, resentimientos y, potencialmente, a la disolución de la relación, ya que la persona vigilada puede sentirse acosada o extremadamente controlada.
  2. Consecuencias personales y sociales: Quien espía, a menudo se aísla, ya que gran parte de su energía y tiempo se centra en monitorear a su pareja, lo que puede llevar a la pérdida de contacto con amigos y familiares. Esta obsesiónpuede disminuir su rendimiento laboral y afectar sus propias actividades sociales y recreativas.
  3. Consecuencias en la salud física y psicológica: El estrés crónico derivado de la constante preocupación y el comportamiento obsesivo vigilante, puede repercutir en la salud mental, generando cuadros de ansiedad y depresión. Además, el estrés sostenido también puede afectar la salud física, aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas, problemas digestivos y otros problemas de salud relacionados con el estrés. Por otro lado, la persona que espía puede empezar a sentir una necesidad compulsiva de monitorear todos los movimientos de su pareja, lo que a menudo resulta en una espiral de ansiedad y desconfianza. Esta obsesión puede degenerar en una verdadera adicción, donde el individuo se siente incapaz de detenerse a pesar de conocer las posibles consecuencias negativas, tanto legales como personales.
  4. Repercusiones legales: Invadir la privacidad de alguien, como acceder a sus dispositivos personales sin permiso, es ilegal y es un delito tipificado por la ley, por lo que estas acciones puede tener consecuencias legales, incluidas demandas o acciones penales, dependiendo de la gravedad de la invasión y la legislación local.
Grafología de los celosos

Este sentimiento tan humano en mayor o menor medida es conocido por todos nosotros. Celos fraternos, celos pasionales, celos profesionales……

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El dilema de la desconfianza y la interpretación errónea de las acciones de la pareja

La desconfianza puede surgir no solo de actos reales de infidelidad, sino también de la inseguridad o miedo a ser engañado. Sin embargo, la ausencia de evidencia directa, como el acceso no permitido a dispositivos personales, no debe interpretarse automáticamente como una señal de infidelidad. No tener acceso al teléfono o al correo electrónico de la pareja no implica necesariamente que esta esté involucrada en actividades engañosas. No somos detectives ni policías, y asumir tal rol puede dañar irreparablemente la relación. Si bien es posible contratar detectives para investigaciones formales, este paso debería considerarse solo cuando todas las otras vías de comunicación y resolución de conflictos hayan fracasado y siempre bajo un marco legal claro.

La existencia de fotos de amigas o exnovias en los dispositivos de una persona no necesariamente debe ser motivo de preocupación o celos. Estas imágenes pueden simplemente reflejar relaciones platónicas o amistades duraderas que no implican ninguna actividad romántica o sexual oculta. Incluso, estas relaciones pueden manifestarse en gestos amables como regalos de cumpleaños, sin segundas intenciones.

Sin embargo, es cierto que en algunos casos, estas amistades pueden encubrir relaciones más íntimas que no son reveladas. Aun así, la falta de comunicación directa sobre estos vínculos no debería automáticamente llevarnos a sospechar y buscar pruebas a través de métodos invasivos como espiar correos electrónicos o mensajes en el teléfono de nuestra pareja.

La realidad oculta detrás de la fachada de fidelidad

Por otro lado, existen individuos que, a pesar de comprometerse en una relación formal como un noviazgo o matrimonio, continúan manteniendo encuentros sexuales con otras personas. Estas infidelidades pueden ocurrir en el trabajo, durante el horario laboral, o con conocidos de larga data, y no necesariamente dejan rastros evidentes como mensajes en el móvil o correos electrónicos. Esta situación puede crear una falsa percepción de fidelidad y perfección, complicada aún más si la persona infiel es cautelosa con su privacidad y maneja hábilmente sus horarios y encuentros.

Desafíos en una sociedad tecnológicamente avanzada

Vivimos en una era altamente tecnológica y digitalizada, pero la tecnología por sí sola no siempre ofrece soluciones claras o pruebas concretas de las acciones de una persona, especialmente en asuntos del corazón. A menudo, no podemos conocer completamente la realidad de nuestras relaciones amorosas, lo que puede llevarnos a malinterpretaciones y daños emocionales si no gestionamos nuestras expectativas y reacciones de manera saludable.

En este contexto, la intervención de profesionales como psicólogos, médicos o psiquiatras puede ser invaluable. Estos especialistas pueden ofrecer apoyo y guía en casos de duda o dificultades emocionales. Además, mantener una comunicación abierta y honesta con nuestra pareja es crucial para construir una relación basada en la confianza y el respeto mutuo. Asimismo, es esencial buscar ayuda profesional para evitar caer en patrones destructivos y asegurar nuestro bienestar emocional y el de la relación.

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