¿Obsesión por el amor? 10 claves para reconocer la limerencia
¿Obsesión por el amor? 10 claves para reconocer la limerencia
Un resumen de las principales características de la limerencia, un tipo de obsesión por el amor.
El estado de enamoramiento es una etapa transitoria donde aparecen emociones intensas hacia la persona amada, que poco a poco se aquietan para dar paso a un periodo de estabilidad emocional que afianza la relación.
A partir de aquí, y si todo va bien, la relación se construye bajo un fuerte lazo de amor, respeto, intimidad y confianza.
Esta fase de enamoramiento en la que estamos fascinados por la persona amada y que pone en marcha mecanismos químicos en nuestro cerebro que nos llenan de deseo, euforia y excitación de manera involuntaria, deja de ser sano cuando a ello se suma una fuerte necesidad por ser correspondido de manera obsesiva. Es entonces cuando hablamos de limerencia.
¿Qué es la limerencia?
La limerencia, como la definió la psicóloga Dorothy Tennov, es un estado involuntario interpersonal que implica un deseo agudo de reciprocidad emocional; pensamientos, sentimientos y comportamientos obsesivos-compulsivos, y dependencia emocional de otra persona. Hablamos de un trastorno obsesivo-compulsivo enfocado al objeto amado.
10 claves para detectar la limerencia
Los 10 síntomas más importantes a tener en cuenta que describen la limerencia, son los siguientes:
1. Pensamientos circulares hacia el objeto amado
Todo lleva a la persona amada. Cada acontecimiento, lugar o momento nos recuerda al ser amado y todo se centra en él. Se trata de pensamientos recurrentes de tipo obsesivo, que giran en torno al otro con la intención de descubrir y comprobar si nos quiere en la misma medida.
2. Temor al rechazo
Aparece una ansiedad excesiva cuando se piensa en el posible rechazo del otro, incluso con manifestaciones físicas de ansiedad como taquicardia, temblores, hiperventilación, mareos, etc.
3. Conductas compulsivas
El miedo obsesivo a no ser correspondido se traduce en conductas compulsivas de comprobación, como preguntar directamente al otro sobre sus sentimientos, o escribirle mensajes sacando temas de conversación para ver su interés, preguntar compulsivamente a los demás qué opinan sobre la relación, etc.
4. Sensación de euforia frente a señales de atención, ya sean reales o no
Esto puede ocurrir durante el enamoramiento de forma normal, la diferencia está en que muchas veces se distorsiona la realidad a favor de forma desproporcionada, tratando de auto-convencerse con cada pequeño detalle, de que es significativo y que determina que el otro nos corresponde.
5. Fantasías constantes de reencuentro y recreación de los encuentros vividos
De nuev,o la diferencia aquí con la fase normal de enamoramiento es su carácter obsesivo y casi constante. La persona puede pasar horas fantaseando sin parar.
6. Falta de control emocional
La condición obsesiva y por lo tanto ansiógena de la limerancia, va a llevar irremediablemente a pensamientos distorsionados y reacciones emocionales de inestabilidad.
7. Pensamientos intrusivos sobre la otra persona
Pensar en el otro no responde a nuestro control, además el miedo al rechazo lleva a pensamientos negativos sobre los sentimientos del ser amado, de tipo obsesivo, y que influyen en la desestabilización emocional descrita en el punto anterior.
8. Idealización del objeto amado
Durante el enamoramiento, todos idealizamos al otro, pero en la limerancia la obsesión por ser amado por el otro y la constante necesidad de comprobarlo, es desproporcionada, no pudiendo escuchar críticas o asumir que el otro tenga defectos. De este modo, la distorsión sobre el otro puede ser exagerada. Este sería el caso de Don Quijote y la Bella Dulcinea del Toboso.
9. Ideas suicidas ante la idea de no correspondencia
La angustia ante la posibilidad de no ser amado, hace pensar a la persona que sufre obsesivamente que la vida no tiene sentido sin este amor, puesto que es lo único importante, lo único que da sentido a su vida.
10. Ansiedad y/o depresión
Mantener cualquier situación de forma obsesiva es generador de ansiedad y de un bajo estado de ánimo que con el tiempo puede llevar a la depresión. Además, el hecho de centrar toda nuestra valía casi exclusivamente en cómo nos ve el otro, y en si somos o no correspondidos, debilita enormemente la autoestima.
Concluyendo
La limerencia es diferente del enamoramiento porque tiende a poner por delante de la construcción de una relación, el deseo egoísta de ser amado. Y puede resultar incapacitante, puesto que la persona que la padece puede llegar a modificar su vida entorno a ese objeto amado, lo que le impide realizar sus tareas.
En las relaciones construidas desde el respeto, la intimidad, la búsqueda de intereses mutuos y el disfrute entre iguales, el enamoramiento es un periodo fascinante lleno de alegría y satisfacción por compartir, que nada tiene que ver con la limerencia; ¿con cuál te quedas?