¿Qué es la Teoría de la Cebolla en las parejas?

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¿Qué es la Teoría de la Cebolla en las parejas?

De acuerdo con la teoría de los rasgos de Gordon Allport, los rasgos de la personalidad pueden dividirse en niveles: cardinales, centrales y secundarios. Esta división aparece de acuerdo con la frecuencia con la que apareen tales rasgos. Así, los rasgos secundarios serían mucho más íntimos y, en ocasiones, intolerables para el propio sujeto.

Dentro de la pareja, es necesario mantener la tolerancia  y la apertura para descubrir la totalidad del sujeto, en vez de quedarse con los rasgos cardinales, los más superficiales de la personalidad.

Los niveles de la personalidad

En su definición, la personalidad se trata de un patrón de características profundamente enraizadas de un sujeto que se expresan de forma dinámica en sus diferentes áreas de funcionamiento. De este modo, la personalidad nos diferencia, a nivel psicológico, de los demás seres humanos y nos sirve para marcar nuestra huella en el mundo. Siguiendo este hilo de ideas, la unidad básica de la personalidad es el rasgo; es decir, aquellas variables que describen el comportamiento de alguien.

En 1957, el psicólogo británico Raymond Cattell se tomó la tarea de identificar un cierto número de rasgos que fueran útiles para determinar el comportamiento de la mayoría de individuos. Así, fue uno de los primeros autores en apostar por una perspectiva ideográfica de la personalidad. Posteriormente, Gordon Allport determinó que los rasgos no deben estudiarse por sí mismos, sino contextualizándolos en conjunto, considerando cómo funcionan en cada individuo en particular. Desde la teoría de Allport, los rasgos de personalidad de un mismo sujeto no aparecen todos con la misma frecuencia, algunos son más coercitivos que otros.

Entonces, Gordon Allport sugirió la existencia de rasgos cardinales, centrales y secundarios, de acuerdo con el grado en que gobiernan la personalidad. Para empezar, los rasgos cardinales serían los más poderosos y penetrantes, es la parte más superficial que todos conocen de ese sujeto. Después, los rasgos centrales representan tendencias altamente frecuentes del sujeto, pero que no pueden verse a primera instancia. Por último, los rasgos secundarios son poco frecuentes, pero siguen formando parte de la personalidad; especialmente en situaciones más íntimas y de confianza.

La Teoría de la Cebolla en las relaciones interpersonales

Tomando en cuenta la teoría de los rasgos de Allport, podemos comparar a la personalidad con una cebolla. Este vegetal conformado por capas requiere de paciencia para ir pelándola poco a poco y descubrir su núcleo, aunque este proceso implique algunas lágrimas de por medio. Del mismo modo, nunca podremos conocer a un sujeto a partir de las primeras impresiones, pues la personalidad también estaría conformada por varias capas que se van mostrando a lo largo del tiempo.

En las capa más superficiales, se hallarían los gustos generales; en las intermedias, las opiniones, creencias y experiencias del pasado. Pero, si nos adentramos a lo más profundo de un sujeto, nos toparemos con sus mayores miedos, inseguridades y deseos.

Por si fuera poco, la palabra Personalidad proviene del término griego “Prosopón”, que significa máscara. Puesto que, cada uno de nosotros interpreta un rol determinado en el mundo. Ahora, a medida que se desarrollan las relaciones interpersonales, la comunicación conlleva a que las personas se muevan de lo más superficial a las capas más profundas y se descubra lo que hay debajo de tal máscara.

El aumento de intimidad en una pareja se presenta de forma lineal y secuencial, en tanto ambos miembros vayan aceptando de forma recíproca aquellos rasgos más profundos del otro. En sentido contrario, cuando se topan con un rasgo intolerable de la pareja que se encuentra en un nivel medio o profundo,  puede presentarse un estado regresivo. Así, la relación puede disolverse en tanto los niveles de intimidad recorren un sentido contrario, en el que poco a poco revelamos cada vez menos de nosotros mismos. Como resultado, se termina desconociendo la verdadera personalidad de la pareja, quien era un sujeto de máxima confianza, con el tiempo se vuelve en un completo desconocido.

La Personalidad Sádica, características principales

Hay personas que disfrutan al ver el sufrimiento de otras y, peor aún, siendo el causante del mismo. En muchos…

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¿Cómo mejorar los niveles de intimidad en la pareja?

Cuando dos personas deciden unirse como pareja se disponen a construir un espacio que sea seguro para ambos, donde sea posible la vulnerabilidad, la profundidad y la naturalidad. Para lograrlo, cada individuo es responsable de aceptar las partes más hondas de su identidad para poder manejarlas de manera asertiva. Tal aceptación solo puede provenir de un proceso previo de autoconocimiento e introspección, de ser necesario, en compañía de un psicoterapeuta. De lo contrario, siempre tendremos miedo de revelar en la pareja ciertos aspectos de nuestra personalidad que no aprobamos de nosotros mismos.

Por otra parte, muchas personas deciden formar una relación romántica con muy poca interacción previa, carente de profundidad. Como consecuencia, al ir conociendo al otro individuo, se presentan estragos al darse cuenta que esa persona no era lo que se esperaba. Al respecto, es necesario aprender estrategias de comunicación y autorizarse a discutir con la pareja acerca de aquellos temas que puedan generar conflicto. Entre ellas, las expectativas de familia, la ida sexual, lasansiedades, el trabajo, la escuela o el mantenimiento del hogar.

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